sábado, 3 de diciembre de 2005

El Emigrante

Artículo rescatado del pasado y con la fecha ajustada a la de su publicación original.

En esta ocasión, como en tantas otras, voy a tomar este tema, como una cuestión de puntos de vista. Pues en realidad, según mi opinión, la vida es una simple cuestión de puntos de vista, basados en la psicología y la vida de quienes los tienen.En este caso, intervienen demasiados puntos de vista, lo que hace del problema una ecuación con demasiadas incógnitas, y prácticamente irresoluble.

En primer lugar, tenemos el punto de vista de quienes dan el nombre al artículo, quienes sufren el problema principal. En este punto, reconozco que es prácticamente una hipocresía que intente exponer esa vida, sentado en mi cómodo sillón, y con mi gordo trasero frente a un moderno ordenador de última generación.

En cualquier caso, la empatía, es el único camino que nos llevará al entendimiento, y dicho esto, solo con esta podremos encontrar la iluminación que en realidad todos poseemos, pero que nuestras mentes pretenden olvidar, para poder seguir viviendo sin remordimientos.

Para empezar, usaremos la empatía, junto con la imaginación para empezar con esta experiencia. Ahora dejaremos de ser personas de clase media, de una sociedad de estas consumistas en las que suelen comprarse por compulsión.

Vamos a entrar en la vida de una persona normal y corriente, una persona que también sangra, que también sufre, que también ríe, canta, llora, piensa y como todos, tiene aspiraciones de futuro. Quizás, la mayor diferencia entre esta persona y alguno de nosotros, es el color de su piel. Pero, si alguno de los presentes, de los que lee esto, piensa que alguien con un color de piel diferente no es normal, que deje de leer, dado que compartirá la opinión de este artículo. Esta persona, ha nacido, ha sido niño, ha jugado, probablemente no con tantos juguetes como nosotros, pero probablemente lo hayan querido mucho, aunque en algunos casos, estos niños crecen solos.

Esta persona, que ya tiene cierta edad, quiere ser alguien, no un gran cantante de operación triunfo, ni un actor de Hollywood, sino más bien, sueña con cosas que muchos ya tienen, un trabajo honrado, y una familia. Algunos de ellos, ya tienen dichas familias, pero las ven morir de hambre. Sea cual sea el caso, esta persona, necesita trabajar, para conseguir dinero, comida, un hogar. Pero el país donde vive, es pobre, y en otros casos está en guerra. Por estas, y otras infinidades de causas, nuestro “hermano” se ve obligado a abandonar su hogar, en ocasiones dejando a su familia allí. Esto no es un paso fácil, no es una decisión que se tome en unos minutos. En muchos casos, los que toman dicha decisión, dejan atrás sus vidas, e incluso se enfrentan a la crudeza de ser tratados como animales, mirar cara a cara a la muerte, o la dureza de presenciar con impotencia la muerte de las personas que siguen ese mismo camino. Y cuando hablo de muerte, no siempre hemos de pensar en muertes espectaculares y rápidas, a veces, tenemos que pensar en la lenta muerte que persigue a quienes no comen, no beben, o sufren todo tipo de privaciones y carencias. Es una carrera contra la resistencia y contra el tiempo. Y con cada paso de ese camino que das, solo la esperanza de una vida mejor nos permite continuar, en el horizonte, en ocasiones con escasa nitidez por el cansancio, todavía podemos ver esos paraísos sociales de los que hemos oído hablar o visto en televisión y que para nosotros, es nuestra particular tierra prometida.

De los muchos que toman la decisión de salir, solo unos pocos escogidos, aquellos con mayor fuerza mental, moral y física, llegan a la frontera, y allí, es donde empieza la gran batalla.

De la basura, de la madera, y de todo lugar que pueda proporcionar algo, se extraen los elementos que ayudaran a cruzar dicha frontera, y con la imaginación y la agilidad de un agente secreto, se lanzan en masa contra las cercas, cada vez más altas, buscando siempre la forma de burlar a quienes custodian las puertas del paraíso.

De esas contiendas, muchos salen heridos, otros mueren, y los que no consiguen entrar, lo volverán a intentar una y otra vez, porque, por raro que nos pueda parecer, y por increíble que nos suene… no tienen nada que perder, absolutamente nada. Ya que han luchado tanto, ya que han sufrido tanto, ni siquiera la pérdida de sus vidas les asusta, y su sueño de dignidad y esperanzas está demasiado cerca como para fallar ahora.

Los que han conseguido cruzar, encuentran un tipo distinto de castigo, por que ahora se enfrentan a la realidad de que estas sociedades no son tan paradisíacas como ellos esperaban, al menos, con los que vienen de fuera.

Los que vienen por sus propios medios, afrontan su lucha con el día a día, pasan hambre de nuevo, viven en chabolas, son mirados y tratados con desprecio por la gente que los rodea y para colmar este cúmulo de desgracias… tampoco consiguen trabajos decentes, por no hablar del hecho de vivir escondidos. Los que han venido a través de mafias, que en muchos casos son mujeres, se enfrentan a un tipo distinto de infierno, pues en el caso de estas, son automáticamente tratadas como prostitutas “para pagar la deuda”, y usadas, hasta perder toda esperanza. En el caso de las familias, y los hombres que vienen solos, bueno… siempre hay otras formas de extorsión, como localizar y amenazar a las respectivas familias en las tierras de origen…

De una u otra forma, en la mayoría de estos casos, te conviertes en una criatura invisible e ignorada por una sociedad “que ya está demasiado ocupada por sus problemas, como para pensar en los ajenos.

Cada persona que vemos por la calle, ya sea de color, oriental, o con cualquier otro acento que no pertenezca a nuestro país, tiene una historia, una vida, unas emociones, unas esperanzas, y en muchos casos, muchas penas que sufrir, en esto en lo que hemos transformado nuestro planeta.

¿Tiene algo que ver nuestra sociedad con el empobrecimiento de África? La respuesta es un rotundísimo Si. Desde la antigüedad en la que secuestrábamos a sus habitantes para convertirlos en esclavos, y la iglesia formaba reuniones para discutir sobre si “esos negros son seres humanos o no” hasta nuestros días, la sociedad se enriquece de las miserias de este continente. Somos unos vampiros económicos que absorbemos a través de ciertas multinacionales la vida de África desde hace ya demasiados siglos.

Los que emigran, saben que la solución a su problema es que sus países de origen empiecen a prosperar, pero en muchos casos, por gobiernos opresores, guerras, o falta de medios, esa prosperidad por si sola, es imposible.

Pero aquí, yo había prometido exponer varios puntos de vista, y eso es lo que pretendo hacer.

Ahora, nos pondremos en el punto de vista de los gobiernos. Cada país, tolera una cantidad de población. La entrada masiva de inmigrantes, desestabiliza ese equilibrio. ¿Cómo? Empecemos por el hecho de que a la larga, se acaba haciendo uso de la Seguridad Social (en el caso de nuestro país, claro) por ejemplo. Si los inmigrantes trabajan con dinero negro y no aportan a la Seguridad Social, pero si hacen uso, se produce una perdida, que aumenta exponencialmente. La contratación de inmigrantes produce una economía sumergida, la cual no aporta impuestos, lo que genera perdidas para hacienda. El dinero que estas personas ganan, suele ser enviado a sus países, convirtiéndose en una fuente de ingresos para sus países, pero una fuente de perdidas para el propio país donde se encuentran los inmigrantes. Electoralmente, la gente empieza a protestar por perdidas de empleo, dado que, los empresarios empiezan a contratar inmigrantes en lugar de obreros nacionales, por su facilidad para ser explotados.

Esto, más muchos otros problemas, obligan a todo gobierno a impedir a toda costa la entrada de inmigrantes a los países.

Los gobiernos, también saben que la solución al problema es que los países de origen prosperen, el problema es como hacer que esto ocurra. Las inyecciones de dinero no siempre son una solución. Muchos gobiernos de esos países usan dicho dinero para comprar más armas en lugar de ayudar a sus países a prosperar. Otros sufren grandes corrupciones. Otros directamente están en guerra, lo cual nos hace pensar en que usarán el dinero. Y dado que cada país tiene sus propios problemas, este particular problema, se va aparcando como una de esas tareas desagradables que siempre dejamos para el día siguiente.

Tampoco veo muchas soluciones posibles, porque no vamos a entrar como los guerreros de la libertad a lo USA, exterminando lo que se nos ponga por delante e imponiendo nuestra propia propuesta de gobierno. Todos sabemos el oro negro que buscan los americanos en Irak, y el precio que están pagando por el, a costa de sus propios soldados.

Saltemos ahora a otro punto de vista. Saltemos ahora al punto de vista del ciudadano de a pie. En este, por el volumen de población, me va a resultar imposible ponerlos todos, si bien es cierto que en los casos anteriores tampoco he podido. Algunos consideran que la entrada de inmigrantes supone un robo de empleos y que habría que echarlos a todos a sus respectivos países, y que cada cual, se apañe con lo que Dios le otorgó al nacer. Otros, opinan que “España para los Españoles” (cambiar España por cualquier otro país), no tengo que deciros de que “ciudadanos modelo” estoy hablando ¿no? Estos “ciudadanos modelo” se pasean por las calles apaleando gente y buscando la unidad del pueblo Español/Francés/Alemán o cualquier otro. Es una pena que la vida no les haya aportado algo más de iluminación. Otros simplemente intentan torcer la cabeza, pues consideran todo esto una barbaridad, y la única forma de poder vivir el día a día, es intentar ignorar la situación. Hay días, en que desgraciadamente he de incluirme en este grupo. Hay otros, que limpian sus conciencias haciendo algún donativo esporádico, para poder conciliar el sueño por las noches. Otros, prefieren pensar que los inmigrantes son malos, por que de entre ellos, también entran ciertas mafias, ciertos criminales, que si son malos, pero si una persona de color hace algo malo, todas lo harán, y eso va por todos los tipos de piel. Esta clase, es la que generaliza, y limpian sus conciencias pensando que en realidad, el inmigrante viene a robar, a extorsionar, a matar, y que “para eso, mejor se queden en su tierra”. Supongo que es otra forma de mirar hacia otro lado.

Respecto a la solución de los problemas en los respectivos países anteriormente nombrados, muchos saben que es la respuesta utópica a esta ecuación de desdichas, pero siempre tenemos la respuesta de “¿Qué puedo hacer yo, simple mortal, contra una catástrofe como esta?”

Pero puestos a navegar por la imaginación, ya que hemos entrado en estos ¿Por qué no entramos también en los malos y cobardes?

A los mafiosos esto de la inmigración como que les mola, los inmigrantes les pagan una pasta por una “mierda de patera” y se forran, cuando llegan al país de destino, se les puede sacar más pasta en concepto de deuda, y solo hay que aplicar la política del miedo. Nosotros sabemos movernos por estos países, solo hay que ir trajeados, hablar bien y saber moverse un poco. Amedrentamos familias por aquí, matamos a alguno por allá… Pan comido. Ahora tenemos Top Manta, drogas, prostitución,… más dinero. Estos países son geniales, hay mil formas de sacar dinero, y estos muertos de hambre son peones geniales para usarlos.

¡Uff!, no me ha gustado entrar en estas cabezas, demasiado sucias. Me parece horrible tener que escribir cosas así, pero desgraciadamente, hay muchas probabilidades de que haya sido el pensamiento de más de uno de estos desgraciados.

Tendré que hacer un poco más de esfuerzo, vamos a entrar ahora en la cabeza de ciertas empresas que obtienen sus ingresos de formas algo dudosas…

Hay empresas que obtienen sus ingresos con la venta de armas de fuego a países en guerra, vendiendo dichas armas a los dos bandos. Es genial, con estas guerras, los países se dejan toda la pasta en nosotros, y en realidad, somos los que salimos victoriosos. Hay que tener cuidado de que no se enteren, ocultar bien las huellas, pero siempre hay tapaderas, nombres falsos, y un mundo de clandestinidades donde movernos, si se sabe hacer bien.

Vamos a intentar limpiarnos un poco la cabeza de tanto desecho, maldición, ha sido horrible, pero vamos a entrar en otras cabezas.

Las O.N.G. (Organizaciones No Gubernamentales) luchan por cuenta propia para ayudar en lo que puedan, pero cada día es una guerra. Las aportaciones por parte de la gente no son muchas, los voluntarios no son demasiados, y los países, por decirlo así, no se dejan ayudar. Cuando se les trae comida, la intentan robar para venderla (siempre hay alguien por ahí con ganas de hacer dinero con las desgracias), lo mismo pasa con las medicinas, y a veces, se oyen casos de O.N.G. corruptas, que manchan el nombre de los que de verdad quieren ayudar, dificultando aun más si cabe un trabajo que ya de por si es extremadamente difícil. Pero aun así, lucharan día a día, movidos por un deseo de ayudar, otros por su fe, una fe mucho mas verdadera que la de quien se sienta en un trono dorado, y seguirán aportando su pequeño pero valioso grano de arena en un mundo donde es mayor noticia la ruptura de cierta pareja de famosos, que la miseria o la salvación de miles de personas del “tercer mundo”. Sean o no noticia, la mayor de las ayudas, es aquella que es anónima.

Todo esto, nos lleva a una especie de tira y afloja de muchas cuerdas y nudos, y a la hora de la verdad, los que realmente salen perjudicados, son aquellos que les dan el nombre a este texto, aquellos que nunca podremos olvidar por que, amigos míos, en España, una vez fuimos tan inmigrantes como lo son ahora en África, y pasábamos hambre si señor, y pedíamos, y luchábamos por nuestros ideales, cuando la guerra civil nos obligó a abandonar nuestras casas en busca de un porvenir… ¿no os suena esto de algo? Caramba, tengo la impresión de haber escrito algo parecido a esto hace ya un montón de líneas.

Como siempre, y como ya he dicho, la vida es un montón de puntos de vista, y en este gran puñado de letras, hemos recorrido varios de ellos, que no todos, pues en esto, también interviene mucha más gente.

Los medios de comunicación por que son noticia, seleccionando los acontecimientos relacionados con ellos de entre muchas otras noticias, buscando siempre la mayor audiencia.

Las empresas de transferencia de dinero, por que habiendo inmigrantes que manden el dinero de un país a otro, siempre habrá una empresa que se forre con dichas transferencias, pues de todos es sabido, que por hacer transferencias, obviamente cobramos un cargo ¿no?

Las personas que los ayudan de corazón, que también han de tener un hueco en estas líneas, por que de hecho existen, y ojalá que sigan existiendo, porque es la única esperanza de buenos sentimientos que le queda a esta raza nuestra.

Y ahora, ahora que hemos navegado por tantos puntos de vista, quien tiene razón, el inmigrante al querer venir, el gobierno al querer que no vengan,…

En realidad, todos tienen su verdad, todos en su psicología tienen su propia verdad. Obviamente, no todos son buenos, eso está claro, y de entre todos estos puntos de vista, solo nuestro propio corazón y nuestra inteligencia nos puede dictar el camino correcto.

Personalmente, en estas líneas, yo he marcado el mío, aunque sé que es una utopía, pero es la única solución que veo a este problema. Esta es, la recuperación de sus respectivos países, pero eso pasa por patear ciertas empresas de armas, que ciertos dirigentes recuperen el sentido común, o se les expulse de sus cargos políticos… Si, un sinfín de utopías.

En cuanto a mí, dada mi salud y economía poco podré hacer, por ahora, y quizás estas líneas sean una forma de poder expresarme y poder dormir un poco mejor. Ni siquiera sé si alguien las lee, pero al menos, las dejaré aquí, como un pequeño intento de iluminar a quien lo necesite, y como un canto de esperanza a quienes todavía luchan por una buena causa. Solo puedo pedir al lector que no odie al inmigrante, pues como todos, solo quiere vivir y prosperar, su objetivo en la vida no es el de gorronear, y en muchos casos trabaja tanto o más que cualquiera de nosotros. Aquellos de nosotros que seamos capaces de cumplir lo anterior y todavía podamos hacer más, ayudadles de alguna forma, hay O.N.G.s que piden dinero, voluntarios y que no solo luchan por los que ya están aquí, sino por los que siguen allí, en todos esos países.

Con esto, me despido, deseando no haber ofendido a nadie, salvo a aquellos que ciertamente lo merecen, todos sabemos quiénes son y deseando con todas mis fuerzas que algún día, esa gran canción de Celtas Cortos que comparte el nombre de este Artículo, sea la mayor de las mentiras.

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